Te conozco desde hace sólo dos meses, es decir, desde hace no demasiado y sin embargo creo que puedo hablar de algunos aspectos referidos a tu persona con más o menos propiedad, algo que se preocupó en que aprendiera mi padre desde mi más tierna infancia.
Cuando te me presentaste, es decir, cuando me presenté yo en el piso, uno de los aspectos que más me interesaban y por los que antes pregunté fue por el sistema de organización de la limpieza y creí quedarme tranquila y conforme cuando me aseguraste que eras una 'maniática de la limpieza', que todo se iba limpiando sobre la marcha y que en eso nunca había problemas.
Aunque el piso me había encantado y estaba ciertamente convencida de quedarme había algo que no me dejaba tranquila, algo que no sabía decir qué era y sin embargo me desasosegaba. No lo he comprendido sino al cabo del tiempo. Era mi instinto que me gritaba desde un hueco de mi sistema límbico para que lo escuchara.
Eres una 'porque-yo'.
Todo te parece perfecto si lo haces tú, todo es mejor cuando estás tú, todo lo tuyo es mejor. Eres de ESE tipo de personas, por eso no ves cuando:
- Pones música a horas que no corresponden.
- Te duchas a horas que no corresponden y, si no puedes evitarlo, haces ruido como si el que se estuviera duchando fuera un puto troll de las cavernas, al cual he de decir que te das cierto aire.
- Eres una cerda, así, con amor, no sé de dónde sacaste que eres una maniática de la limpieza pero no tienes argumentos que respalden esa idea cuando: no friegas tus platos en 3 días, no barres ni aunque el palo de la escoba te dé en la cabeza, no bajas la basura ni aunque el caldo llegue a tu habitación, excretas y orinas en un cuarto de baño cuyo suelo es más negro que azul y te cortas las uñas en el salón y después de una semana de fermentación saco con el cepillo de debajo de la mesita del salón tus restos biológicos y un pan integral polvoriento.
- Tienes la desfachatez de meterte con tu futura compañera de piso alegando que es 'jipy' y hortera cuando no hay vez que estés en el piso con tu ropa 'de piso' y no muestres tu hucha celulítica a tus compañeros, que de verdad, nos gustaría dejar de ver, a pesar de que hayas dicho textualmente que tú nunca has tenido celulitis, como muchas mujeres. Créeme, tienes y mucha y fea y de camionera.
- Haces un ruido comiendo que no entiendo cómo no te ponen bozal cada vez que sales de cena. Es horrible estar cerca tuya cuando comes sandía. Horrible.
- Te gusta Telecinco, es más, te gusta Sálvame, es más, me invitas a que lo veamos juntas ¿¿¿WTF???
- Te crees medio bruja, o bruja entera, tú verás, y recurres a las cartas cuando no sabes decidir sobre tu vida privada y salir o no con un típo divorciado, pero luego quieres venderme que eres una persona madura y con cabeza. Es más, te enorgulleces de haber predicho un cáncer gracias a tus cartas. Es más te gusta Anne Germain y la consideras tu ídolo.
- Eres una ególatra de la leche. Da igual que mi padre se haya operado del corazón o que a tu compañero de piso esté pasándolas putas con la dictadura a la que le someten en su trabajo para poder mantener su puesto, lo único que importa y por lo único que muestras interés es por contar que ayer estuviste hasta las 4 de la mañana sentada en un banco del centro charlando con tu divorciado. Hay que joderse.
- Intentas hacerme creer que para ti el dinero no tiene importancia y que no es lo que buscas en tu pareja pero: te echas un novio empresario con el que presumes de barco, echas de menos el tiempo en el que sólo te vestías de Armani, no hay fin de semana que no salgas de tiendas y te dejes tu 'sueldo humilde de camarera' o te apuntas al gimnasio más caro de la ciudad al cual no vas porque, supongo, le has cogido cariño a tu hucha celulítica.
Te dedico estas palabras fruto de una hora de siesta infructuosa gracias a tus lerdeces de troll.
Atentamente, tu compañera que en una semana deja este piso.
Atentamente, tu compañera que en una semana deja este piso.