viernes, 1 de octubre de 2010

La I.T.V.

Como cada año desde que era una enana (si es que alguna vez lo fui), septiembre es el mes de las visitas a los señores doctores, y como cada año vuelvo a pasarla, sólo que un poquito peor que el año anterior.

El resumen de este año ha sido el siguiente:

- Dermatólogo: mi lunar extraño que salía y se escondía me lo quité, pero como para dar por culo, dejó una cicatriz igual de fea que él mismo. El doctor argentino "qué-bonitos-ojos-tienes" está cabreado con el asunto y me quiere seguir viendo hasta después de Navidad (espero que sus intenciones sean nobles).

- Otorrino: los tapones que he ESCUCHADO moverse dentro de mis oídos cuando voy a la pisci a nadar resulta que no existen. Según mi médico tengo los oídos como una patena, así que o me los estoy inventando o, sospecho, cree que busco atenciones... Yo juro por Dios que esos tapones EXISTEN.

- Dentista: los alambres pegados detrás de los dientes que me dejó mi querido dentista de recuerdo después de la ortodoncia hace que sea caldo de sarro, así que como cada año no voy a hacerme una limpieza, voy a quitarme el sarro que esa mierda de alambres me acumulan y que mi médico decidió convertir en mi regalo de bodas.
Un consejo: no te maquilles /duches /peines antes de ir a una limpieza, y si es posible, hazte con un babero que recubra todo tu cuerpo excepto una única abertura para la boca (mentes sucias, mentes sucias...)

- Oftalmólogo: veo de puta madre, así de basto y así de claro, pero por una serie de mareos que se dan después de llevar taitantas horas enfrente del orde, el señor ojólogo ha decidido prescribirme unas gafillas para que no fuerce tanto la vista delante de cacharros luminosos. Lo curioso es que mi hermana empezó así y ahora ve menos que un gato de escayola... sospechoso... esto huele a mafia...
Ahora con mis gafas de pasta negra, parezco enteramente una señora geek. Dios nos coja confesados.

- Ginecóloga: sí, a, ginecólogA, porque por muchos chichis que hayan pasado por las manos de un ginecólogO, nunca estás tan a gusto como con una mujer.
Aún está pendiente la cita, porque siendo la única mujer en esta ciudad dedicada a las vaginas, la señora tiene trabajo para rato y listas de esperas que ni los restaurantes más chic. Supongo que, como todos los años, tendré hongos cándida, y es que las mujeres presentes saben que un verano sin hongos cándida no es verano ni es ná.


PD: es la última entrada seguida que hago sin colgar un dibujo ¡lo juro! T_T pero es que con tanto ajetreo de pinturas la cosa es imposible.
Por cierto, así quedó mi habitación, ahora toca decorarla:

4 comentarios:

  1. Me he sentido identificada en el apartado del dentista. A mí también me dejó el dentista un regalo de despedida, esos asquerosos alambres de refuerzo. Ya llevo dos años yendo y diciéndole que me los quite, que estoy harta, pero él dice que aguante, que así no se mueven los dientes... y se llenan de sarro que da asquito...!!!! T_T

    La habitación te ha quedado preciosa!!! :O

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  2. Bueno mujer, tampoco has escapado tan mal de tus revisones, suerte que tienes con eso de la ginecóloga xD.

    Gafapasta! :O , yo creo que también tengo tapones ._.

    Tu pared ha quedado divisna!

    PD: vuelve a leer mi entrada de U2 que ahora sí tiene fotos y he modificado el texto xD. Beshitos.

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  3. Son poc@s los que no han tenido ortodoncia eh? Yo tambiñen la tuve, oero no me pusieron los alambres de recuerdo, sino que me dieron unos de quita y pon para ponermelos por la noche, mientras dormían, pero a los 4 años los dejé de usar cansada de ellos, mi dentista quería que los llevara de por vida..

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  4. jajajajaja! rebelión en contra de los alambres malditos!!!!! arrrrggggggggggggg

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